(Imagen de la red)
Esta historia aunque un tanto adornada está basada en una anécdota real. No juzgues sin conocer, no hables sin saber, cada cual tiene su historia, si la comparte o no contigo es su decisión. Piensa lo que quieras de mi, del otro..., con ello has de vivir.
Lady Ice
Ha pasado al menos un año o quizá más desde la primera vez
que la vimos, al principio sólo era una señora más…, pero uno de mis amigos
empezó a fijarse en ella. No es que se
enamoriscara sino que algo le llamó la atención, así que una tarde mientras se
acercaba, muy decidido él se levantó y amablemente se presentó invitándola a
unirse al grupo. Ni siquiera le miró, continuó su camino atravesando al iluso
como si fuera un fantasma, que regresó a su sitio avergonzado por el desplante
e irritado por las burlas.
Da igual la época del año en que estemos ella siempre viste
de primavera. Vestidos vaporosos estampados de miles de flores cubren su figura
y, un suave aroma a lilas queda impreso a su paso.
Su piel tiene el color dorado del verano, como si el sol
hubiese quedado prisionero para siempre bajo esa dermis que ya empieza a
sucumbir a los años.
El cabello, siempre suelto, ondea bajo la brisa
desparramando todos los matices del otoño.
Su caminar regio, su mirada de nieve, ese rictus frío que se
dibuja perennene en sus labios, le confieren un aire al invierno.
Es hermosa, tiene esa belleza que da el misterio. Son muchos
los que han querido saber, los que suspiran o se vuelven a su paso para admirar
esa esbelta figura que parece ignorar al mundo. Pero, nadie consigue siquiera
una palabra de ella, un nombre. Solo la ven aparecer entre la gente y
desaparecer tras la esquina sin detenerse. Todos la llaman Lady Ice.
Fue precisamente una gélida tarde cuando esperando poder
atravesar una calle nuestras miradas se cruzaron, fueron apenas unos minutos,
lo que el muñequito pasó de ponerse en rojo a verde. Me miró fijamente y yo
como hipnotizada no pude apartar la vista de ella. No sé si fue cierto lo que
vi o mi imaginación me jugó una mala pasada mostrándome a la reina de las hadas
del Frío ante mí. Al cruzarnos las comisuras de sus labios se levantaron,
sonreí abiertamente.
Dos días más tarde en una de aquellas reuniones vespertinas,
un compañero avisó de la llegada de La
Dama de Hielo, no sé por qué pero algo en mi explotó.
— ¡Ya está bien! —exclamé, aporreando la mesa, dejando atónitos a todos—, cada cual
es como es. Dejad a la pobre señora en paz.
Quizá sea el Invierno personificado, pero si es así buscad la llave y
ved la belleza que esconde en su interior. ¿Triste?…, cuando posee la magia y
todas las sonrisas de los niños al llegar la Navidad. ¿Tenebroso? …,
cuando se llena de música, brillo y purpurina con el Carnaval. ¿Sombrío?...,
cuando es elegida por los dioses para celebrar su día del amor. ¿Frío?...,
cuando en él reside el calor del hogar.
Mirad dentro de vosotros y decidme que sois, que tenéis que
ofrecer y entonces juzgad.
Después de aquel monólogo donde no di opción a replica me
levanté como una furia y me marché, aún no sé a quien le debo el café. Pero lo
cierto es que desde entonces nunca más se volvió a pronunciar aquel nombre en
mi presencia.
De tanto en tanto, veo a la dama en cuestión, sigo sin conocer su
nombre, a veces dudo si es real, me mira, sonríe y vaga hasta su destino sea cual
sea.
©María Dolores Moreno
Herrera.
Una aparición que encanta y llena de misterio al ambiente y disfrutan de su presencia los que los miran.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Mirian, a veces es necesario tener la magia cerca.
EliminarSaludos.
Gebial relato uno no debe juzgar a nadie porque no sabemos qué les a tocado vivir. Un beso y teme cuidas mucho saludos Ade.
ResponderEliminarGracias preciosa, tienes toda la razón cada cual sabe lo que vive.
EliminarUn beso enorme, te me cuidas mucho.
Bonito ese mensaje de no juzgar a nadie porque no sabemos sus motivos para ser cómo son.
ResponderEliminarUn saludo
Me alegra que te haya gustado Conxita, a veces necesitamos ver las miserias de otros por que somos incapaces de ver las nuestras.
EliminarUn beso.
Tenemos el gran defecto de juzgar a las personas por su fachada, creemos que porque vista andrajosa no es culta, que si anda de forma estirada es una esnob, que si su faz es seria es que es una antipática, cuando la triste verdad es que casi nunca acertamos. Pero aunque así fuese ¿qué? ¿Qué más da? Debemos aprender a respetar y no criticar por criticar.
ResponderEliminarSabes que me gusta el frío y en consecuencia, me gusta el invierno. Es una estación hermosa, pero nunca me había parado a pensar en todas las cosas alegres que conlleva.
Gracias por mostrarnos a Lady Ice y ese gran mensaje que plasmaste en el relato.
Un beso enorme deudora de cafés jajajaja.
Es cierto lo que dices, todo nos viene mal sin conocer. Si sé que te gusta el frío lo que pasa que a mi me gusta más y ya sabes que tiendo a ver el lado bueno de todo, por eso veo la magia del invierno jajajaja.
EliminarGracias a ti locuela y tendrás tu queja para llamarme deudora de cafés jajaja.
Te adoro.
Me ha encantado la descripción que has hecho de Lady Ice, Mariola
ResponderEliminarTambién me ha encantado la defensa que hiciste sobre esta Dama de Hielo
Es muy cierto que las apariencias engañan... y que sin ser jueces, profesión muy compleja por cierto, la gente juzga con una facilidad lamentable... pero a nadie le gusta ser juzgado
Y no es un delito ser diferente... muchas veces es un privilegio y una suerte
Besos
Estoy totalmente de acuerdo contigo Mela, nadie quiere ser juzgado pero... y me apunto lo que muchas veces ser diferentes es un privilegio y una suerte.
EliminarMuchas gracias por pasarte.
Un beso enorme.
¿Una mujer fría e indiferente? ¿Una mujer sin sentimientos ni emociones?
ResponderEliminarSi fue capaz de sonreírte quizás fue porque vio en ti a alguien por encima de los prejuicios, capaz de ver las almas y no los estereotipos.
Tu recogiste una enseñanza: No juzgues para no ser juzgado.
Un relatos basado en una realidad y muy alegórico por otro lado.
Besos
A mi no me importa la fachada de las personas, me gusta conocerlas, observarlas, escucharlas por que es como verdaderamente se conocen y te sorprenden para bien o para mal.
EliminarEsa enseñanza la aprendí de chiquita en cuando me pusieron gafas y comenzaron a ponerme motes jajaja, claro que yo he sido de yendo yo caliente...
Un beso enorme.
Una mujer de aire misterioso, sin duda, que a buen seguro tiene una gran historia que contar. Si alguna vez llegas a conocerla (lo merecerías por la gran y justa defensa que hiciste de ella) no olvides contárnosla. Yo, por mi parte, prometo no hacer comentario alguno que pueda ofenderla :)
ResponderEliminarUn buen relato, Mariola, y hermosamente narrado. Realmente la realidad supera con creces a la ficción en muchas ocasiones.
Un beso y feliz noche de martes.
Pues seguramente si tendría una gran historia que contar y ojalá algún día pudiera sentarme y escuchar todo lo que tiene que decir. Estoy segura que no la ofenderías.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un beso y gracias por tu visita.