sábado, 6 de febrero de 2016

EL HIGHLANDER


Tumbado sobre la fría y húmeda piedra de la celda de la Torre de Londres,  agitó las encadenadas manos tratando de espantar a las ratas que campaban a sus anchas y que se acercaban descaradas al mendrugo de mohoso pan que le habían llevado hacía un rato, el ruido de las cadenas las hizo soltar chillidos espantados y huir, pero las pequeñas bastardas volverían al ataque más pronto que tarde.

Cerró los ojos en un vano intento por dormir, o al menos entrar en un sopor que aliviara el dolor de sus huesos. Sin saber por qué su mente voló al encuentro que, más de dos décadas antes, tuvo en el claro del bosque junto al río con una extraña muchacha de ojos como ónices y de largo cabello negro como la noche más oscura, que ondeaba a su alrededor mecido por un inexistente viento. Ella estaba ahí al lado de la ribera observando la corriente, con cientos de tartanes de todos los colores de los clanes descansando cuidadosamente bajo sus pies.

Al sentir su presencia, la joven sonrió y se acercó con un caminar tan etéreo que parecía flotar sobre la verde hierba. Al llegar frente a él sus iris se clavaron en los suyos y después de lo que pareció una eternidad se giró y desapareció entre los árboles, antes de que siquiera pudiera preguntar su nombre. Ni una palabra surgió de los pálidos labios sin embargo, su cabeza estaba llenas de palabras no pronunciadas que quedaron grabadas a fuego en su interior.


Eres el elegido, estaré contigo el resto de tus días. Te acompañaré en la guerra y te guiaré en la victoria y en la derrota. Serás perseguido, por justos e injustos.  Conocerás el amor y también el odio, la amistad y esos mismos amigos que te acompañaran en la lucha serán los que te traicionen. Olfatearás el olor de la sangre y tus ojos contemplaran los cadáveres de seres queridos, de hombres y mujeres que te seguirán en la causa. Verás la tierra que amas oprimida por el invasor, sus campos regados por el fluido vital de sus vástagos y el tuyo propio, las esmeraldas colinas clamar venganza con los gritos de viudas, de madres desconsoladas y lagrimas de pena y sufrimiento llenaran ríos y lagos. Estaré ahí, cuando aquellos en los que confiarás te vendan al enemigo. Pero no desfallezcas, aún cuando el destierro te separe de tus raíces. No sientas temor el día que me vuelva a mostrar ante ti, aun a sabiendas  que mi presencia será el fin de tu existencia. Sin sacrificio no hay libertad.

Con el cuerpo perlado por un frío sudor, se dio cuenta que la profecía se había cumplido con increíble exactitud. Sólo faltaba una única cosa por suceder.  Abrió los parpados de golpe al escuchar el graznido de un cuervo en la lejanía. Se sentó apoyando la espalda en la pared y esperó pacientemente la visita anunciada.
 No pasó mucho tiempo cuando la puerta chirrió al girar sobre los goznes y una figura femenina envuelta en una capa hizo acto de presencia. Durante unos segundos permaneció en el umbral estudiándolo, luego al igual que aquel lejano día ella pareció levitar hasta el centro de la estancia. Con parsimonia llevó las manos hasta el borde de la capucha que le cubría la cabeza y la retiró mostrando el rostro, que no había cambiado ni un ápice desde la primera vez.
Cuando se acercó quiso alzarse pero los grilletes le impidieron poco más que hincarse de rodillas. Ahí estaba la Morrigan y está vez no se iría con las manos vacías.

    Ha llegado la hora ¿verdad? —demandó con queda voz y tragó saliva al verla asentir. — Hazlo ya, que sea rápido te lo suplico. 
    No me corresponde a mi arrebatarte la vida —replicó la diosa alzando las palmas—, aquellos que te mantienen cautivo serán quienes me entreguen tu alma.

Apartando la vista de él, se giró dándole la espalda y continuó su diatriba.

—Aún deberás padecer un terrible suplicio,  la crueldad de tus enemigos se cebará en ti, serás despojado de tu honor, desnudo y atado a dos caballos te arrastrarán por las calles, para después ahorcarte. No te dejarán morir, antes de que esto suceda serás castrado, destripado y verás tus entrañas arder en la hoguera,  solo entonces tu aliento se extinguirá  —Se volvió para enfrentar la palidez del hombre que la contemplaba con la mirada perdida—Tu nombre será emblema de orgullo y será pronunciado con fervor por la libertad, los tuyos te venerarán a través de los siglos y tu valor será símbolo de patriotismo y ufanía para el pueblo escocés. La muerte te hará inmortal.

Apretó los párpados con fuerza cuando ella desapareció como un fantasma dejándolo solo. Sintió miedo, dolor y frustración,  pero alzó la cabeza con dignidad cuando dos soldados ingleses entraron en el calabozo y de malos modos lo empujaron hacia el exterior.

— ¿Has perdido tu valentía Wallace?  —preguntó uno de ellos arrancándole parte de las vestiduras.
—Habla asqueroso traidor —inquirió el otro golpeándole en las costillas con tanta ira que quedó tumbado boca arriba en el suelo.

Un solitario cuervo sobrevoló el patio antes de posarse en una rama cercana y graznar. Incorporándose  y manteniéndose erguido con dificultad debido a los empujones e impactos de los sassenachs que sin piedad, lo conducían al patíbulo donde estaba escrito su destino murmuró:

ALBA ¡GU BRATH!


©María Dolores Moreno Herrera.

10 comentarios:

  1. La historia de Wallace narrada de una manera emotiva, cual bardo antiguo contando leyendas sobre héroes guerreros y diosas encarnadas.
    Muy bonita prosa.
    Un abrazo

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    1. Muchas gracias Francisco, aunque nunca ha sido mi personaje favorito siempre me fascino la historia de este hombre y no me pude resistir a contarla un poco a mi manera. Un abrazo.

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  2. Un fantástico relato, con una excelente prosa poética y buenas descripciones, me ha encantado.
    Un beso enorme, María Dolores

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    1. Muchísimas gracias Chari, un placer tenerte por aquí y si encima te gustó la historia mejor que mejor. Un besazo.

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  3. La verdad es que está muy bien relatado, vaya muerte que le espera al pobre.
    un besote

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    1. Gracias, si debió ser terrible morir de una manera tan cruel, pero es lo que le tocó. Besos grandes.

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  4. Qué terrible muerte a la que se dirige, pero él firme hasta el final, aún sabiendo lo que le esperaba.
    Magnífico relato.

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    1. Fue un gran hombre al que aún hoy siguen venerando. Gracias y mil besos.

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  5. Siento mucho no acertar con ninguna peli. Menos mal que por lo menos a alguien de los tuyos le gustan. A ver si algún día doy en la tecla, ja ja ja. Un abrazo.

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    1. Jajajaja, estoy segura que acertarás, pero no veas que bien quedo si hasta parece que entiendo de cine y todo. Un besazo enorme.

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