Confía en el tiempo que
suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades (Miguel de Cervantes).
Es duro estar confinado,
por que si no ponemos imaginación, todo se vuelve monotonía y hastío.
Lo cierto que esta
temporada enclaustrados pone a prueba nuestra fortaleza mental y espiritual, es
capaz de sacar lo peor y lo mejor de nosotros mismos, es agotadora.
Aunque visto con
perspectiva también es muy interesante esto del encierro.
Limpias y relimpias
tanto, que sacas brillo donde no tenía
que haberlo.
Bueno, lo de los fogones
es un mundo y aparte, haces comida, cena y ya que estás algún bizcocho, tarta o
similar. El aburrimiento.
Viajas más que de
costumbre, te recorres la casa tantas veces que parece que no la conocieras o como
si algo hubiese cambiado en cinco minutos.
Te haces descubridor,
sobre todo de las mil cosas que tienes en los cajones de las que ni te
acordabas y, muchas de ellas no tienes ideas para que sirven.
Organizador de papel
higiénico, buscador incansable de gel hidroalcohólico, harina y levadura.
Descubres que eres capaz
de hacer mascarillas casi con cualquier cosa, e incluso te animas a dar alguna
que otra puntada.
Eres abridor profesional
de neveras, pobre frigorífico que lo abres una y otra vez como si no hubiese un
mañana.
Si te gusta, lees tanto
que elevas varios puntos la media nacional.
Te sacas un master en por
si…, por si me apetece, por si adelgazo…
Un curso en videncia, “en
nada estamos en la calle” “la curva está cerca” “va a cambiar el tiempo” “ya
queda menos”…
Vuelves a año nuevo: Voy
a hacer deporte, aprovecharé para sacar un curso online, ahora si que sí que me
pongo…, pero los buenos propósitos se quedaron en enero.
Y luego el tiempo, tengo
todo el del mundo pero me da la sensación que no hago nada.
Que no es fácil estar
entre cuatro paredes, pero ya que es por nuestro bien y por el de nuestros compatriotas, tomémoslo
con humor.
Quédate en casa y sobre
todo cuidaos y cuidad a los vuestros.