sábado, 25 de abril de 2020

EL CONFINAMIENTO Y SUS COSAS



Confía en el tiempo que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades (Miguel de Cervantes).


Es duro estar confinado, por que si no ponemos imaginación, todo se vuelve monotonía y hastío. 

Lo cierto que esta temporada enclaustrados pone a prueba nuestra fortaleza mental y espiritual, es capaz de sacar lo peor y lo mejor de nosotros mismos, es agotadora.

Aunque visto con perspectiva también es muy interesante esto del encierro.

Limpias y relimpias tanto,  que sacas brillo donde no tenía que haberlo.
Bueno, lo de los fogones es un mundo y aparte, haces comida, cena y ya que estás algún bizcocho, tarta o similar. El aburrimiento.

Viajas más que de costumbre, te recorres la casa tantas veces que parece que no la conocieras o como si algo hubiese cambiado en cinco minutos.

Te haces descubridor, sobre todo de las mil cosas que tienes en los cajones de las que ni te acordabas y, muchas de ellas no tienes ideas para que sirven.

Organizador de papel higiénico, buscador incansable de gel hidroalcohólico, harina y levadura.

Descubres que eres capaz de hacer mascarillas casi con cualquier cosa, e incluso te animas a dar alguna que otra puntada.

Eres abridor profesional de neveras, pobre frigorífico que lo abres una y otra vez como si no hubiese un mañana.

Si te gusta, lees tanto que elevas varios puntos la media nacional.

Te sacas un master en por si…, por si me apetece, por si adelgazo…

Un curso en videncia, “en nada estamos en la calle” “la curva está cerca” “va a cambiar el tiempo” “ya queda menos”…

Vuelves a año nuevo: Voy a hacer deporte, aprovecharé para sacar un curso online, ahora si que sí que me pongo…, pero los buenos propósitos se quedaron en enero.

Y luego el tiempo, tengo todo el del mundo pero me da la sensación que no hago nada.

Que no es fácil estar entre cuatro paredes, pero ya que es por nuestro bien y  por el de nuestros compatriotas, tomémoslo con humor.

Quédate en casa y sobre todo cuidaos y cuidad a los vuestros.

martes, 21 de abril de 2020

FELIZ DÍA DEL LIBRO


Sé que me adelanto un par de días, pero más vale pronto que tarde. 

(imagen de la red)



Desde el inicio mismo de nuestra vida, desde el primer llanto comenzamos a escribir sobre un libro invisible con renglones más o menos torcidos que,  al final será nuestra biografía.

Desde ese primer lloro, que causa alegría,  empezamos a deshojar la hermosa rosa que nos ha sido otorgada. Año a año, pétalo a pétalo nos vamos deshaciendo de ella, sin percibir que su belleza se va volviendo gris si no ponemos un poco de entusiasmo.

Y sí, en nuestra mano está que cada página que vayamos escribiendo esté perfumada  por el aroma de tan distinguida flor.

No, no importa que hayan borrones, incluso que alguna de las hojas quede rasgada y  olvidada. No, no está de más que alguno de los folios queden impregnados de fracasos de los que aprender, será señal de que vamos avanzando, conociendo sensaciones y madurando.

Llenemos cada cuartilla de toda clase de sentimientos sin molestarnos en pensar que dirán, sin darnos cuenta siquiera que las vamos rotulando con alegrías y penas, con amor y desamor, con nuevas llegadas y despedidas...

Hagamos nuestra la  tinta invisible que nos ha sido dada para llenar cada folio de todo tipo de tonos, de matices; creemos una gama de colores y sabores que nos haga maravillosamente exclusivos y no permitamos que nadie use la suya para tachar nuestra escritura y ocultarnos en el olvido.

Y así, lenta pero inexorablemente vayamos llenando ese volumen  que se cerrara con nuestra última exhalación.

Que al final de nuestros días no nos arrepintamos de haber dejado páginas en blanco por que se nos olvidó vivir.

¿Qué mejor obra que la que nosotros creamos?, ¿Qué mejor rosa que aquella que desprende nuestra esencia?

Sí,  lee mil libros para tener mil vidas, pero recuerda el más importante, el mil uno que llenas de experiencias únicas, donde alma y corazón van de la mano,  ese, ese solo lo escribes tú.

¡Feliz día del libro!


©María Dolores Moreno Herrera. 

domingo, 12 de abril de 2020

RETORNO

(imagen de la red)

RETORNO

La vieja casa asoma impasible en el horizonte, con pasos cortos me acerco, dudando. No sé que me encontraré. Hace tanto ya.

Aprieto los puños y me dirijo hacia la puerta. Abro, el olor a abandono me golpea haciéndome tambalear, voy hacia las ventanas y descorro las cortinas, un suave rayo de sol se filtra iluminando tenuemente la habitación. Miro en derredor, para mi asombro, casi todo sigue en su sitio. Es como si el día que dejé este pequeño lugar el tiempo se hubiese detenido esperando mi regreso.

Y de nuevo,  aquí estoy, con el corazón lleno de cicatrices y el alma llena de heridas que nunca dejaran de supurar tristeza.

Aquí retorno, con una maleta a rebosar de latidos y lágrimas perdidas. Con los ojos vidriosos y un ramo de penas que no se marchitan.

Aquí vuelvo, con ilusión y ganas. Sí, me tumbó la vida pero, he  aprendido a levantarme, a disfrutar de los pequeños momentos, a sonreír aún cuando la niebla difumine el camino, porque aquello que dejamos pasar no regresa. Y he aprendido que hay que aferrarse a un sueño, tener esperanza y no dejar luchar. El mundo no se detiene aunque uno se baje.

Aquí estoy de nuevo, queriendo, recordando y añorando. A corazón abierto, esperando que esta dama, que es la vida me sorprenda, me maltrate, me ilumine..., sea lo que sea que me depare el destino, he decidido que quiero volver a vivir.