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(Imagen de la red) |
Hoy que nadie nos oye te contaré un secreto, te abriré mi
alma permitiendo que veas a través de
ella solo por una vez, luego la cerraré y tiraré la llave al mar donde nadie,
ni siquiera yo, la pueda encontrar.
Quise decirte que quería un mundo mágico solo para nosotros
dos. Ser la melodía que te alegrara el atardecer, un trago de vino que te endulzara el paladar y quemará la garganta.
El agua que resbalaba cada mañana por el cuerpo y el jabón
que perfumaba la piel. El viento que te besaba el rostro y se colaba por el
cuello de la camisa para hacerte sentir escalofríos.
Quise convertirme en las sábanas que a la noche te envolvían
con tibieza para acariciar cada rincón de tu ser. La Luna que guardaba tus sueños
y el Sol de tus días fríos.
Una solitaria gota de sangre recorriendo por las venas o uno
solo de los latidos de tú corazón. Un pensamiento perdido, un segundo del día, una imagen borrosa, un recuerdo entre la
niebla…
Quise contarte tantas cosas pero callé, mereces
algo más que efímeros deseos, y quizá, haya quien lo llamé cobardía.
Yo, yo, lo llamo
simplemente amor.
Aunque mi destierro es el olvido, gustosa arrastro las
cadenas de mi condena, por que si algo quise, si algo quiero, es que seas
feliz.
©María Dolores Moreno
Herrera.