domingo, 29 de enero de 2017

EL RENACER DE LOS SUEÑOS

(Imagen de la red)

Hace mil vidas venía a visitarme en la penumbra de las sombras que poblaban mis sueños para llenarlas de luz, tomaba mi mano, batía sus ligeras y ágiles alas para llevarme por el inmenso firmamento para saltar de puntillas de estrella en estrella, sentarnos en la luna menguante mientras las nubes pasaban bajo nosotros, deslizarnos por el arco iris hasta el mar para  que su espuma besara mis pies.
Siempre me llevaba a lugares mágicos preñados de fantasía, donde no cabía la pena o la angustia. No, jamás había dolor en brazos de Morfeo.

En aquellos viajes me contó muchas historias maravillosas, así como algunos secretos que no debía revelar, se lo prometí. Pero Eolo, que todo lo ve y la indiscreción de otros llevaron sus andaduras a oídos de Zeus que, inclemente decidió arrebatarle sus alas para que nunca más pudiera hacer feliz a nadie más mientras durmiera.

Lo que no sabía el dios de dioses, es que aquel que hubiese prestado suficiente atención a las lecciones del hijo de Hipnos, siempre le podría encontrar.

Noche tras noche le llamé, le esperé en vano. Así que cansada de sus desaires partí en su busca. Un poco de adormidera en el vaso de vino de la cena me ayudó a emprender mi viaje.

Caminé y caminé sin descanso hasta el reino de Erobos, dios de las sombras. Temblorosa y helada me introduje en aquel laberinto de cavernas cada cual más oscura y sombría, habitadas por inverosímiles seres y espantos, que huían ante la tenue luz de mi vieja linterna. A pesar del terror continué mi descenso hasta encontrarle.

Reconocí al instante la figura etérea que yacía acurrucada en una oquedad. Su espalda aún ensangrentada; el alma a la vista, profundamente herida, apagada, opacada por el olvido. Despojado de su bien más preciado el hermoso ser onírico se perdió bajo una patina de rencor hacia si mismo.

    Morfeo —susurré temiéndole muerto, él apenas alzó la vista para posar la cabeza sobre la roca.
    Morfeo — insistí, arrodillándome a su lado.
    Vete — masculló.
    No —, el lamento de su voz me había roto el corazón —. No, sin ti.
    ¿Acaso puedes darme unas alas? —, preguntó mirándome fijamente apoyándose contra el muro.
    ¿Acaso has perdido las tuyas? — respondí aguantándole la mirada.

Creo que si en ese momento hubiese podido fulminarme ahora estaría muerta, pero no me amedrenté ante aquellas fieras pupilas ambarinas. Mi mano se levantó, trémulamente, los dedos tocaron aquella piel fría, sentí un escalofrío cuando él se estremeció. Sonreí.

    ¿Qué quieres de mí? —demandó sorprendido por mí osadía.
    Regresa.
    Es imposible ¿no ves que no puedo?
    Yo creo en ti, creo en mí.

Los ojos de ámbar relampaguearon por primera vez, aún quedaba un atisbo de esperanza y la iba a escurrir como a una esponja.

    Están aquí —la yema de mi índice apartó un rizo castaño para tocar su frente y bajando al centro de su pecho —, y también aquí. Hechas de luz, de imaginación, de poesía, de vida que emana de ti.

Una lágrima recorría el rostro del dios de los bellos sueños mientras se ponía sobre sus plantas y se dirigía a la salida de aquel submundo tenebroso. Ya en la puerta volteó la testa hacia mí.

    Hazlo Morfeo —insistí —, hazlo y vuela allá donde tú corazón te lleve.

(Imagen de la red)

Dos hermosas alas se desplegaron en su espalda cubriendo por completo el horizonte, brillaban llenas de versos nacidos y por nacer. Las movió levemente, un efluvio de sentimientos llenó el ambiente.
Sonriendo me tendió la mano que, no dude en  tomar y como mil vidas atrás fuimos a saltar de puntillas de estrella en estrella mientras la ciudad dormía.



© María Dolores Moreno Herrera

14 comentarios:

  1. Uy hermoso , me encanto . Me dejaste sin palabras. Te mando un beso

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    1. Gracias por tu visita, como siempre un placer tenerte aquí.
      Un beso grandote mi linda.

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  2. Me encanta como escribes sobre ese mundo de sueños. se nota que vives cerca de esos seres que dan alas a los que deseamos tenerlas para perdernos de vez en cuando. Las letras son desde luego, esas alas que nos permiten evadirnos de las sombras siniestras de la rutina y la realidad desgarradora y oscura.
    Besos amiga.

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    1. Muchas gracias Francisco, de acuerdo contigo en que las letras nos permiten evadirnos ya sean escribiendo o leyendo de la rutina...
      Bueno no sé si vivo cerca de esos seres, lo que sí sé es que tengo personas increíbles a mi alrededor que me dan alas y hasta empujones jajaja.
      Mil besos.

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  3. Hola Mariola... Yo también hubiese ido a rescatar a Morfeo para poder recuperar esos maravillosos sueños
    Me ha encantado
    Besos

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    1. Muchas gracias Mela, me alegra que te haya gustado. Bueno creo que Morfeo merecía sus alas por el bien de todos.
      Besos.

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  4. Los sueños forman parte de nuestra vida y tienen tanto valor como los sucesos que transitamos en nuestra vigilia. Por fortuna la literatura es un ámbito especial para contarlos, ya sea como ficción o como realidad onírica. Con este material has hecho un texto muy hermoso. Tu eres la voz que narra, lo cuentas como protagonista, con los dioses griegos como personajes, y eso le da enorme fuerza y belleza a esta historia maravillosa ¡Cuántos sentimientos hay en ella! He sentido la angustia de la que sueña cuando va en busca de Morfeo despojado, el alivio cuando él recupera las alas, y la felicidad de la que sueña al poder volar nuevamente por las estrellas del firmamento.
    Un beso.
    Ariel

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    1. Muchas gracias por tus palabras Ariel. La mitología en general me encanta, la griega mucho. Me alegra que te haya gustado pero si ya dices que has sido capaz de sentir esa angustia, ese alivio...que fue lo que quise transmitir mi felicidad es completa.
      Un beso grande.

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  5. Qué preciosidad de texto, Mariola, tanto en su forma como en su fondo. Una historia de esperanza, de autoestima, de confianza, quizás también de amor. Todo puede lograrse con el apoyo de quienes creen en nosotros y nos dan "alas" en los momentos bajos de nuestra vida. Me quito el sombrero, he disfrutado mucho leyéndote.

    ¡Un beso grande de martes!

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    1. Muchas gracias Julia, me alegra que te haya gustado el relato y que lo hayas disfrutado. Como bien dices el apoyo de quienes creen en nosotros es muy importante e incluso sanador.

      Besos de domingo.

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  6. ¡Hola! Me ha gustado mucho este relato, la mitología me encanta. Las descripciones ambientan muy bien la historia. El primer párrafo me ha encantado, transmite muy bien esa sensación onírica propia de los sueños.Me ha gustado que al final hayas vuelto a hacer referencia a "saltar de puntillas de estrella en estrella", como al principio, pues hace como que se cierre un ciclo y a la vez es como volver a donde estaba antes de haber perdido las alas y la esperanza, como si hubiera renacido.
    Muy buen relato. Un abrazo :)

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    1. Gracias M.A.Álvarez, también me encanta la mitología. Me alegra que te haya gustado el relato y bueno esa era la intención que como Ave Fénix, Morfeo renaciera de sus propias cenizas. Después de todo cada uno de nosotros llevamos nuestras propias alas si sabemos encontrarlas, unas que nadie nos puede quitar.
      Un abrazo.

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  7. Muy bonito relato Mariola, siempre me ha intrigado y me gusta mucho la mitología, así que por ahí ya me tenías atrapada y encima tu texto tiene un mensaje tan precioso, cuando creen en nosotros (y también nosotros mismos) todo es posible, absolutamente todo.
    Un beso

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    1. Muchas gracias Conxita, como ya he dicho la mitología me encanta, algún día escribiré sobre mi dios favorito jajaja.
      Como dije en el comentario anterior y ahí te doy la razón, cada cual poseemos unas alas que nadie nos puede arrebatar, solo debemos encontrarlas y eso se logra creyendo en nosotros y si además tenemos alrededor personas que nos empujan adelante como bien dices todo es posible.
      Un beso grande.

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