sábado, 15 de octubre de 2016

LAS EXTRAÑAS VISITAS

(Imagen de la red)
Hay quien siente pavor ante ella yo nunca la he temido. Quizá sea por que la he mirado a los ojos o tal vez por que, de alguna manera supo hacerme entender.

La primera vez que la vi fue, entre febriles convulsiones, a los quince años. Mientras los doctores se apuraban en hacer descender el mercurio que rozaba los 42º, la dama oscura junto a su acompañante alado se acercó a mí, me miró con sus cuencas vacías, resbaló un huesudo dedo sobre mi ardiente mejilla, negó y abandonó aquella habitación murmurando algo.

En pocos minutos la fiebre comenzó a descender a niveles normales y regresé a casa. No dije nada a nadie, entre mi desbordante imaginación y los delirios sufridos por la calentura ya había sido suficiente, aunque esa visión marcó mi joven vida.

La segunda vez, sentí su presencia mucho antes de poder vislumbrarla. Venía a robarme. Sentí su aliento frío en la nuca, como un aviso, al tiempo que una mano me apretaba suavemente el hombro.  Me giré, su fiel acompañante llevaba entre sus brazos algo mío, mientras de su guadaña una sola gota de sangre brilló a la luz blanquecina del tubo fluorescente.  Nuestras miradas volvieron a encontrarse, por un segundo creí vislumbrar una lágrima rodar por su cadavérico rostro. Se giró y desapareció con mi preciado corazón. La odié con todas mis fuerzas.

Hace tres semanas la volví a encontrar, me miraba a través del espejo. Los dolores me consumían, apenas si me dejaban moverme y mucho menos razonar. Los medicamentos cada vez tenían menos efecto y las ideas extrañas comenzaron a surgir como sombras en mi mente. Sí, pensé en dejar todo atrás.
Tal vez todas las pastillas de una vez, o cortar las venas hasta que la última gota de sangre abandonara mi cuerpo… y entre esa neblina de pensamientos me encontré su reflejo.

Me revolví viéndola acercarse, por un momento sentí un alivio inmenso, venía a llevarme. Su semblante era tenebroso, un escalofrío me recorrió la espalda, no de miedo sino de expectación. Me agarró de los brazos y me puso en píe, con un rápido moviendo me cubrió con su raída capa.

Esperé, esperé..., un extraño olor comenzó a llenarme las fosas nasales, no era desagradable, simplemente raro, hipnotizante y como en una nube me sentí transportada a un cuerpo desconocido. Pude percibir el infinito pesar de aquella criatura al arrebatar la vida a un niño, el dolor por provocar dolor, el asco que sentía por si misma sin poder hacer nada por cambiar.
 Observé que era estar en todas partes, en las guerras, en la paz, en los árboles que lloran al ver como sus hojas caen y yacen, en los ríos que desembocan en el mar…, y aprendí la lección que ella me estaba enseñando.

Salí del estado de estupor y parpadeando comencé a orientarme. Ella como de costumbre comenzó a marcharse, antes de desaparecer se detuvo y dándome la espalda susurró:

—No me temes y te lo agradezco. Ahora sabes que es ser yo — apenas era una sombra cuando continuó—. Sabes tarde o temprano nos volveremos a ver.

 Respiré profundamente cuando se fue, me tumbé en la cama, reflexioné y decidí.

Iba a morir sí, pero de la única manera que sabía, del único modo que me habían enseñado, erguida, luchando, sonriendo, haciendo camino…
 La espero, sé que cada día resta para mí y suma para ella. Voy a morir, pero lo haré viviendo.


© María Dolores Moreno Herrera.

18 comentarios:

  1. Todos debemos afrontar la muerte de esa manera. Te mando un beso

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  2. “Venía a robarme” ¡Qué frase justa! colocas al principio, como anunciando el resto, el dramatismo que incrementará la tensión hasta la ascesis.
    He leído este relato en el que has puesto toda la tragedia de la existencia posible, más no cabía. He leído un texto admirable. Un trabajo en donde arrasas con un vendaval de sentimientos. Es encomiable como retratas la soledad y la tristeza del trabajo de la Dama de la Noche.
    Ella ha venido por primera vez en una fiebre juvenil, pero parece que se arrepiente, todavía no, parece que dijese. La segunda vez que aparece te roba el corazón con una lágrima en su rostro. En la tercera ha venido decidida a buscarte.
    Cuando te cubre con su capa le das entrada a un párrafo de excelencia dramática-lírica: “como en una nube” “Pude percibir el infinito” “Observé que era estar en todas partes” “en los árboles que lloran”. Y son tantas las frases que debería robarte todo el texto para pegarlo aquí.
    Y casi al final muestras a la muerte como a un ser humano: “Ahora sabes que es ser yo”, y cierras con una frase demoledora: “sé que cada día resta para mí y suma para ella. Voy a morir, pero lo haré viviendo”
    Es tan irrepetible la gema que has escrito, lo has hecho con tanta fuerza, que es imposible no elogiarlo. Es el texto que nos gustaría escribir a cualquiera, Mariola, me has conmovido, de veras te lo digo.
    Un saludo
    Ariel

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    1. Te agradezco mucho tu comentario. Me ha gustado el análisis que has hecho del texto y que hayas visto esa parte humana que quise transmitir, ciertamente es una lección de vida lo que me enseña y me muestra lo que tiene que soportar, bueno lo que yo imaginé que tiene que soportar sin elección al tiempo que siempre pensamos en ella y seres humanos quise llevarla a un plano más amplio.
      Me alegra que te haya gustado y bueno si encima he logrado hacerte sentir algo pues me doy doblemente por contenta, por estas cosas merece la pena seguir escribiendo.
      Un saludo.

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  3. Mariola, este relato está muy bien escrito pero me resulta complicado comentarlo
    Si es esta dama oscura quien se llevó a mi madre el pasado 28 de julio, a las ocho de la mañana, esta dama oscura debe saber que la odio como no creía se podía odiar, y que no se lo perdonaré jamás
    Te devuelvo la visita... ahora comento poco... muchas cosas han cambiado desde ese día
    Besos

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    1. Leí en su momento tu entrada y como pediste respeté tu deseo y hoy haré lo mismo.
      Te agradezco muchísimo tu visita y más con la entrada que subí. Solo te diré que sí se puede odiar y mucho, esa frase "vino a robarme" está puesta por algo.
      Gracias nuevamente por tu visita y por mi parte que sepas que cuando quieras venir estás en tú casa.
      Un beso muy muy grande.

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  4. Llegará el día en que venga a recogernos y a llevarnos. el miedo no nos lo da la muerte, nos lo da la inseguridad que nos produce el no saber que nos encontraremos más allá del río estigia, cuando Caronte vare su barca y tengamos que apearnos. miedo da la muerte cuando se lleva a las personas más queridas y nos aleja definitivamente de sus caricias y de sus miradas.
    ¿Es cruel, Es descarnada, es odiosa? Los que sufren, penan y malviven en este valle de lagrimas la reclaman y la buscan para que termine con sus pesares. Por ello te digo que será un misterio hasta que nos llegue la hora de embarcar con ella.
    Mientras Gaudeamus igitur y Carpe diem.
    Besos Mariola

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    1. Particularmente no le tengo miedo ni a una ni a lo otro, a lo que le tenía miedo ya lo llevo a cuestas jajaja.
      Yo no la perdonaré nunca, aunque en cierto modo aprendí a verla con otros ojos. Como digo en el texto ella suma y yo resto pero aquí me tiene con la espada en alto, aunque a veces no pueda ni sujetar el escudo, me encontrará viviendo.
      Un beso grande

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  5. Hola Mariola, me gusta mucho este relato oscurillo, escribes genial, ya lo sabes, y te felicito sinceramente por tu buena mano con la pluma.
    Volví el mes pasado a publicar, pero ando mal de tiempo, porque tengo otros blogs (no de escritura) y es demasiado. Así que decidí no dejar comentarios abiertos, no sé si lo sabrás. La razón es que no sé si voy a poder devolver visitas y eso es algo que no me gusta hacer. Prefiero no recibir comentarios si no estoy segura de poder corresponder. Espero que me disculpes, de todas formas te sigo leyendo. Un beso grande, guapa.

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    1. Hola guapa, me alegra que te guste el relato, sé que volviste y que cerraste los comentarios, pero yo te leo igualmente vengas a visitarme o no, así que no me pidas disculpas, me encantan tus relatos.
      Te doy las gracias por tus palabras y bueno solo soy una aficionadilla que le gusta esto de escribir.
      Un beso grande.

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  6. Qué bonito y qué novedoso me resulta tu texto, Mariola. Mucho se ha escrito sobre la muerte, pero hasta ahora nadie se había compadecido de ella por el trabajo tan penoso que tiene que realizar. El texto, escrito en primera persona, y la historia, contada desde la emoción de la protagonista, como una experiencia personal, hacen que sea muy fácil meterse en situación. Genial, me ha encantado y me ha parecido muy original :))

    ¡Besitos de lunes!

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    1. Muchas gracias guapa, me alegra que te haya gustado y en cierto modo la verdad que algo de personal esconden estos renglones, no me compadezco de ella ni lo haré, pero quise portar la guadaña un rato y ver que se podía sentir.
      Un beso enorme.

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  7. Una forma de morir dignamente, sin sobresaltos, sin desafíos ni venganzas... Sencillamente comprendiendo nuestro transitar existencial con fecha de caducidad y que no por ello debiera quitarnos la paz o el sosiego.
    Me ha parecido un buen relato, ameno, sugerente y con un desarrollo muy bien planificado, querida amiga Mariola. El narrarlo en primera persona le da más interés y complicidad al protagonista con el que al final nos sentimos bastante identificados, lo mismo que con el personaje de la muerte que también nos llega a conmover.
    Un abrazo enorme y muchos besos.

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    1. Gracias Estrella, así aprendí a ver la vida hace tiempo un viaje con final. Me alegro que te haya gustado y bueno me alegro ver que conseguí lo que intentaba hacer ver a la Parca más humana, con sentimientos.
      Un abrazo y un besazo.

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  8. ¡Hola! Me ha gustado mucho este relato porque me parece curioso como en este caso "la muerte viene para traer vida". En mi opinión parece tan contradictorio que le da fuerza al relato y lo hace original. Me ha parecido muy muy buena idea.
    Un abrazo :)

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    1. Muchas gracias M.A.Álvarez, tú eres la experta en este tipo de temas que se te da fenomenal. Es contradictorio pero esa era mi idea, humanizar a la muerte.
      Un abrazo.

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  9. Me quedo especialmente con ese aprendizaje de la última frase
    "Iba a morir sí, pero de la única manera que sabía, del único modo que me habían enseñado, erguida, luchando, sonriendo, haciendo camino…
    La espero, sé que cada día resta para mí y suma para ella. Voy a morir, pero lo haré viviendo."

    Me ha gustado por ese disfrutar de la vida y que cuando llegue el momento, llegará pero se habrá disfrutado viviendo.
    Un saludo

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    1. Soy de las que más detesto a la Parca, pero al mismo tiempo quizá sea también quien más me ha enseñado o por ser correcta quien más me ha recordado las enseñanzas aprendidas.
      La vida hay que vivirla cada día como si no existiese mañana por que no sabemos si lo habrá.
      Me alegra que te haya gustado el relato y te agradezco mucho tu visita y tu comentario.
      Un abrazo.

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