(Imagen de la red)
Dejé de soñar con doce años. Padre, portero de una hacienda,
se encargó de ello. Era ludópata y su afición al póker se llevó los ahorros, su
reloj, las alianzas, la cadena de oro de mi comunión, los pendientes de la
abuela. Hasta mi posibilidad de estudiar, quedó sobre alguna mesa.
Madre dejó de oler a lilas para hacerlo a lejía y jabón de
escamas; trabajaba a destajo en casas de los señoritos. El sueldo de conserje era
humo y los pocos duros del esfuerzo de mamá ni rozaban sus estropeadas manos.
“Dios proveerá” respondía ella a mis silenciosas preguntas.
Un sábado alguien golpeó la puerta de nuestro destartalado
hogar. Un señor bien vestido tomaba bocanadas de aire tratando de recuperar el
aliento tras subir hasta la azotea, ocho pisos sin ascensor. Venía a cobrar una
apuesta, el premio, la mujer que me sujetaba la mano.
Tal vez el asco por
la miseria que tenía ante sus ojos o, la pena por aquel saco de huesos que
debía llevarse a la cama, le conmovieron. Sacó un billete de su abultada
cartera, me lo dio. Inmóvil en el umbral, con el dinero en la mano, lo vi desaparecer. Mamá se encerró en
lágrimas y vergüenza. Me ordenó callar.
La semilla del odio se instaló en mí poseyéndome por
completo. Aquella tarde que encontré a papá sobre la repisa de la terraza
arreglando un tendedero, supe que era el día de recolectar el fruto que me
corroía. Me acerqué y le empujé con todas mis fuerzas. No tuvo ni una
oportunidad. Su precaria posición le hizo bracear queriendo asirse a la nada.
Oí sonriendo, el alarido de terror perderse en el vacío.
Un desgraciado accidente.
Marchamos llevándonos nuestro secreto, mamá sabía. Yo había
puesto al bastardo fuera de juego.
©María Dolores Moreno
Herrera.
Una historia conmovedora. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Maria del Carmen.
EliminarUn abrazo.
Una historia genial , adoro como escribes siempre logras conmoverme . Te deseo un buen fin de semana
ResponderEliminarGracias por tus palabras mi linda.
EliminarUna hermosa semana para ti.
Mil besos.
Un relato muy duro pero también magistralmente escrito. No es fácil, con tan pocas palabras, contar una historia compleja y hacernos empatizar con el personaje, provocar tantos sentimientos y esbozar tantos matices. No me extraña que obtuvieras un premio, es un relato genial :)
ResponderEliminar¡Un beso y enhorabuena, Mariola!
Muchas gracias Julia, cierto un relato duro pero a veces la dureza es la ley de la vida. Te agradezco mucho tus halagadoras palabras.
EliminarUn beso y nuevamente gracias por pasarte.
A ciertos personajes, individuos sin escrúpulos y desalmados habría que dejarles fuera de juego de esta manera: sin juicios previos donde poner en entredicho una inocencia inexistente.
ResponderEliminar¡Que tranquilidad para tantos que les rodean.
Besos. Me pareció fantástico relato amiga.
Lo cierto es que disfruté mucho haciendo que el niño empujara a su padre. Es lo bueno de escribir, empiezas y acabas sin traumas para el muchacho y como bien dices sin juicios.
EliminarMe alegro que te gustara.
Besos grandes.
A mi si la gente se engancha a vicios y los únicos afectados son ellos, me son indiferentes, pero cuando acaban jodiendo a la gente de su alrededor y sobre todo a los que deberían de cuidar, esos no merecen mi perdón. Me dan asco.
ResponderEliminarLo penoso es que se tuviera que hacer cargo del problema un niño, lo grandioso es que ahora podrían vivir la vida que se merecían y que les fue arrebata por el maldito juego.
Un fantástico reto el que te salió mostrando la cruda realidad.
Jo, yo llego a mi casa igual que ese hombre, asfixiadita perdía, lo triste es que es un cuarto jajaja.
Un beso grandote. ¿Viste? Lo puse con b jajaja.
Anda que no sabía yo que te iba a salir la vena justiciera, con capa y todo. A veces los niños son los perjudicados por la cobardía o la vergüenza de los mayores.
EliminarUfff no me recuerdes, sesenta y cuatro escalones más maleta cada vez que voy.
Un beso grandote, sí lo vi pero no me olvido.
Duro relato que consigue que empatices con las sensaciones de esa niña a la que el juego y la irresponsabilidad del padre se lo han quitado todo. Durísimas las adicciones y los efectos que provocan en las famílias.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias Conxita, me alegra que te haya gustado y es cierto las adicciones y sobre todo la irresponsabilidad de quien debe cuidar de sus pequeños dan lugar a situaciones dolorosas y difíciles.
EliminarUn saludo.