(Imagen de la red) |
Ahora, con más años por
detrás que por delante, los misterios se desvelaron. Cuando mis años ya no se contaban
en primaveras descubrí que fui lo que todos esperaban. Hija, mujer y madre
abnegada.
Respiré pero nunca viví,
así debía ser y así lo acepté. Jamás protesté ante mi destino, a pesar de la
tristeza que me provocaba asfixiarme entre limpiadores, estropajos, fogones… Era
mi obligación dibujar una sonrisa y agradecer tener una familia perfecta. Nunca
saqué un pie del plato por el que dirán, mientras las cuerdas que movían mi ser
se convertían en gruesas sogas. La ordenadísima, enorme y elegante vivienda era
una jaula de oro que me ahogaba lentamente.
Echando la vista atrás, contemplo
como perdí la juventud junto a un hombre que, aunque siempre ha sido amable y
buen padre, buscó su espacio pisando el mío. Iba a sus partidos pero bailar era
una idiotez. Adicto a las “canitas al aire” que jurando perennemente no pasarían
más y yo como buena esposa, tragándome el orgullo perdonaba. Los polluelos hace
tiempo abandonaron el nido.
Hoy que mis otoños pronto se convertirán en inviernos, él
sigue acomodado en sus mentiras y sus promesas. Yo cambié, su comida está fría,
sus trajes ya no están impecables, ni su cama caliente. He cortado los barrotes
de la jaula de oro, he deshilachado las hebras que me sujetaban como una
marioneta, he abierto las alas y he aprendido a volar en pos de mis sueños.
Cada jornada me engalano, me maquillo, me perfumo y salgo a vivir. Hablan mal
de mí ¿a quién le importa?
Puede que hasta hace poco
la historia de mi vida la escribieran otros pero ahora, con más años por detrás
que por delante, al epílogo de mi existencia seré yo quien le ponga cada letra,
cada coma, cada tilde, cada borrón; hasta
su punto y final.
© María Dolores Moreno Herrera
Tenemos que tener claros nuestros principios y no caer en redes de cazadores que nos sometan.
ResponderEliminarNacimos libres y nos vamos esclavizando con las ideas, los perjuicios, el dinero, el poder, nuestra soberbia.
Nos sometemos al mejor postor, si nos compran al mejor precio. Somos humanos y poco rebeldes para mi gusto. Esperamos mucho para romper cadenas, ataduras y convencionalismos.
Besos, amiga Mariola.
Besos
Muchas gracias como siempre por tus amables y sabias palabras.
EliminarBesos grandes.
Se puede decir más alto pero más claro no.
ResponderEliminarUn abrazooooo.
Gracias como siempre caña de España.
EliminarUn abrazo grandote.
Que maravilla Mariola,veo que nadie puede cortar las alas de tu pluma. Precioso...
ResponderEliminarMil gracias y mis más sinceras disculpas por no contestar antes.
EliminarUn besote.
Valiente decisión!! Es difícil romper con la costumbre cuando te has acomodado.
ResponderEliminarBuen relato. Un abrazo.
Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn beso enorme.
Hola, Mariola... He disfrutado leyendo tu relato porque me encanta como escribes
ResponderEliminarCreo que nunca es tarde para tomar decisiones que te permitan escapar de jaulas de oro... y ser feliz
Sí, cada persona debe escribir su propia historia... nadie posee el derecho de escribirla por ti
Besos
Lo has descrito a la perfección, muchas gracias y perdón por no responder antes.
EliminarMil besos y pronto estaré leyéndote.
Hola Mariola, como siempre verdades como puños en apenas unos renglones, pero que son capaces de contar toda una vida y no creo que sea cuestión de acomodo o de dejarse comprar, en muchos casos ha sido cuestión de educación, de no tener más opción que depender de un hombre, para quien dejabas de ser mujer en el momento en el que te "conseguían". Queda mucho, pero mucho por decir, pero no podemos olvidar a las generaciones de nuestras madres, para muchas de nosotras y paso de los 50, la vida ha sido diferente.
ResponderEliminarEstoy contigo en cuanto a los años anteriores, pero hoy en día sigue pasando a pesar de la información que tenemos. Yo creo que a veces aún siguen educando a las hijas como un día fueron educados.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y por estar siempre.
Un millón de besos.
Pasé a saludarte.
ResponderEliminarUn a brazo.
Un beso grande grande,pronto estaré chinchando por tu blog paisana.
EliminarWoaaaooo un aplauso para ti amiga. Como verás ya ando por aquí nuevamente. Saludos y un abrazo fuerte.
ResponderEliminarQué alegrón volver a saber de ti. Me alegra que te haya gustado.
EliminarPronto iré a visitarte y a leer tus historias preciosas.
Un abrazo enorme.
Si hay algo maravilloso en cumplir años es esa libertad de ser uno mismo, al fin; de hacer lo que deseamos, al fin.
ResponderEliminarHas hecho un escrito único para una historia que se repite más de lo que nos gustaría. Un fuerte abrazo.
Me alegra verte por esta tu casa.
EliminarEs cierto, cumplir años da esa libertad aunque para muchos signifique una carga aún mayor de no saber envejecer.
Me congratula que te guste y gracias por tus palabras.
Un abrazo.
En el texto queda marcada la decisión de que el epílogo la va a poner la protagonista y siempre se puede, mientras haya vida sé es capaz de cualquier cosa, gran texto. Saludos desde El Blog de Boris Estebitan.
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