El tiempo retorcía su cuerpo, ajaba el rostro…, pero no lograba
apagar el refulgir de sus ojos al hablar de ella.
— Hermosa
como ninguna, protestona o amable, sabía escuchar. Me hacía sentir importante avanzando entre los
árboles, por la ciudad, bajo el sol o la lluvia. A su lado era el amo del mundo—,
murmuraba Francisco soñador, acariciando una vieja fotografía. —. Mírala, tan
bella.
Contemplé la gastada instantánea, un joven maquinista de ónices
brillantes posaba la mano en el costado
de una desfasada locomotora. Junto a sus dedos, escrito con tiza, un nombre de
mujer.
Uy esta genial te mando un beso y te me cuidas mucho
ResponderEliminarMuchas gracias J.P.Alexander. Un beso grandote para ti también
ResponderEliminar¡Hola! Conocí tu blog a través de J.P. Alexander. Me ha llamado mucho la atención este texto, acompañado de la fotografía antigua. Hermoso y melancólico.
ResponderEliminarUn saludo :)
Gracias por pasarte y me alegro que te haya gustado Teodora. Estás en tu casa. Un beso
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